En Abakuá, el Ireme (también llamado Ñáñigo) es un bailarín enmascarado y figura espiritual que representa a los espíritus ancestrales y actúa como un ejecutor de justicia, protector de los secretos de la sociedad y purificador durante rituales e iniciaciones.
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Vestido con un traje ajustado de cuerpo completo con una capucha de tela y una escoba o palo, el Ireme realiza danzas sagradas que son centrales en las ceremonias de Abakuá, encarnando tanto el misterio como la autoridad.